lunes, 30 de marzo de 2020

Cuentos y matemáticas: Las diez gallinas

Como conté en la entrada anterior, y por si sirve de acompañamiento a mis alumnos y sus familias, voy a intentar seguir grabándome contando cuentos. En este caso elegí Las diez Gallinas, de Sylvia Dupuis y editado por Edelvives.
                

Lo cuento muchísimo, sobre todo en el nivel de 3 años. Tiene mucha sonoridad, el que sea rimado a los niños les encanta y su lectura se puede alargar tanto como queramos, o simplemente hacer un recitado rápido para usarlo como estrategia para captar su atención y seguir adelante con otra actividad. Y me gusta mucho el componente matemático. 

Desde que conocí a Carlos de Castro mi visión de las matemáticas en Educación Infantil cambió, creció, se hizo enorme. Empezaron a surgir oportunidades de aprendizaje en infinidad de situaciones cotidianas del aula y comencé a crear otras muchas a partir de problemas o materiales que daban pie a ello. Hable un poquito de esto en la entrada Aprendizaje incidental y aprendizaje programado de las matemáticas en un aula de Educación Infantil y en un artículo que publiqué que se llama Oportunidades para aprender matemáticas a lo largo de una jornada en el segundo ciclo de Educación Infantil. Y también empecé a ver las matemáticas que esconden los cuentos. Cuentos no creados para enseñar matemáticas sino literatura infantil de calidad, que precisamente por ser buena enganchaba a los niños de tal manera que cualquier problema que surgiese de ellos contaría con motivación suficiente para resolverse. Y de ahí nació el Taller de problemas, una experiencia maravillosa en la que fuimos planteando problemas con alguna escena de los cuentos Inés del revés, Diez patitos de goma, Por cuatro esquinitas de nada, ¿Qué prefieres?, etc.

Las diez gallinas es casi todo matemáticas. Presenta a diez gallinas muy hermosas y muy finas y a las que podemos contar en la portada antes de empezar. Por cierto, ¿cuántas caben encima de la valla? ¿cuántas se han quedado en el suelo? Una propuesta interesante para trabajar la correspondencia uno a uno y la cuantificación en 3 años puede ser la siguiente: teniendo una valla con X postes, traer tantas gallinas como quepan teniendo en cuenta que se colocarán como en la portada, una sobre cada poste. Al principio pueden traerlas de una en una pero después, en un solo viaje. Y, por supuesto no podrán quedar gallinas en el suelo ni postes vacíos, tendrán que traer las justas.



Y ahora que ya tenemos las diez, ¡vamos a ver dónde pusieron sus huevos!.

Normalmente no cuento las gallinas de cada página sino que recito el texto y dejo que los niños disfruten de él y, mientras, "analicen" sólos las ilustraciones. Y al final, algunas veces contamos los pollitos para saber si ya han nacido los diez.

Por cierto, además del atributo color, también trabajaríamos la correspondencia uno a uno si proponemos llevar a cada pollito con su mamá o a cada gallina con su huevo.

Página a página van sumándose gallinas. Los alumnos pueden ver cómo aumenta la cantidad de una en una. En algunas páginas podrán saber cuántas hay sin contarlas gracias al "poder" de la subitización; en otras vienen colocadas con disposiciones que facilitan el conteo (por ejemplo, cuando hay 6,7, 9 ó 10)

 
y hay otras páginas con las gallinas colocadas aleatoriamente (cuando hay 8, por ejemplo).


En lecturas sucesivas podríamos ver en cada página cuántas gallinas han puesto ya huevos y cuántas nos faltan para que pongan las 10. Planteado esta propuesta podríamos obtener todas las descomposiciones del número 10, muy interesante en el nivel de 5 años.

lunes, 23 de marzo de 2020

Deberes para Educación Infantil durante la cuarentena

El día 12 de marzo, primer día que no podíamos ir al cole, ya había niños haciendo tareas en su casa enviadas por sus maestros. Desde ese día no he parado de dar vueltas al tema. El equipo de Educación Infantil de mi cole inicialmente mandamos unas recomendaciones generales, que nos parecen más que suficientes y ahora estamos teniendo reuniones para ver cómo continuamos ayudando a las familias, dado que se alargará bastante el estado de alarma. No tenemos muy claro qué mandar, ni cómo, ni siquiera exactamente sabemos por qué... Pero quiero compartir las ideas sobre las que estoy pensando estos días.

Los maestros somos insustituibles. Como muchos otros profesionales. Con los "deberes" que se mandan desde el cole para esta etapa no está asegurado el aprendizaje de los contenidos que con metodologías específicas abordamos en las aulas. Creo que las tareas o sugerencias pueden ser un acompañamiento a las familias, que necesitan contacto con alguien externo, o una guía para hacer algo recomendado por un profesional. Pero no son la vía de aprendizaje de todo lo que se trabajaría en la clase en condiciones normales.

La profesión de los maestros está muy poco reconocida socialmente, menos aún la de los de la especialidad de Educación Infantil, precisamente una de las más determinantes en la personalidad del niño y en su futuro escolar y social. Esta puede ser una buena oportunidad para ponerla en valor.

Pero aunque no estemos con ellos en la clase, hay dos buenas noticias. La primera es que, a pesar de esta trascendencia, la vida escolar es tan larga, que 3 meses para un niño de 3, 4,5 ,6 años, no son NADA.

Y la segunda es que los padres y madres tenemos en nuestras manos algo que también es imprescindible para los niños: TIEMPO. Sé que tenemos que teletrabajar, cocinar, limpiar y a veces hasta hacer deberes del cole. Parece que ni siquiera ahora que no salimos tenemos mucho más tiempo libre para estar con nuestros hijos. Pero creo que a pesar de todo ello, les hemos hecho un favor enorme parando durante 3 meses esa frenética vida social y cultural a la que están sometidos: cumpleaños, casas rurales, quedadas con amigos , cuentacuentos, bibliotecas, teatros, parques de bolas... . Actividades de tiempo libre que al final dejaban a los niños sin SUFICIENTE tiempo libre. Actividades que están bien en su justa medida pero que solían juntarse y convertían el fin de semana en "venga, vamos, que hemos quedado", "nos tenemos que ir a...", "van a venir a casa...". Y cuando el niño empezaba a desarrollar su juego, teníamos que cortarlo para hacer otra cosa que probablemente para él no era primordial en se momento.

Que un niño pueda decidir qué hacer con su tiempo, a qué jugar; es indispensable para desarrollar la autonomía, la creatividad, la autoestima. Y terminar sin interrupciones ese "proyecto" que comenzó en su cabeza, es muy importante para que desarrolle la capacidad de plantearse metas y concentrarse hasta terminarlas. Mucho más imprescindible que cualquier ficha.

Y en cuanto a los días de diario, qué enorme suerte que por fin se queden sin extraescolares tres meses. Pueden merendar con calma, jugar después, bañarse a costa de menos enfados, poner la mesa para cenar,... En definitiva, tenemos algo más de tiempo para fomentar su autonomía, prerrequisisto esencial para cualquier otro aprendizaje. No imaginéis estas situaciones de forma idílica. Habrá peleas, gritos, tambien prisas (menos). Habrá de todo lo de antes, pero la sensación para los niños será diferente porque estamos ahí, están con nosotros y tiene la oportunidad de vernos también jugando, dedicándoles tiempo que en situaciones normales no tenemos.


Ese tiempo crea un vacío en las familias. Y agobia, porque estar sin salir de casa por obligación, sin un final determinado y preocupados por la salud de los que nos rodean, es agobiante. Pero sinceramente creo que tenemos en nuestras manos la mejor de las oportunidades para jugar y crear un vínculo que cuando esto pase, quedará más grabado en el niño que cualquier actividad mandada por el cole.

Además, en nuestra cultura familiar hay juegos tradicionales para los que nunca hay tiempo o que se los han "comido" las pantallas. En ellos intervienen conceptos matemáticos, destrezas motrices y reglas que hay que respetar.  Y nos vamos a ver en la obligación de sacarlos porque son muchas horas por delante. Qué bien que no se pierdan y que aprovechemos para recordar juntos de quien los aprendimos. Y de paso, hablar con nuestros hijos de nuestro pasado, del pasado de su familia, contarles historias, ver fotos... Oportunidades para desarrollar el lenguaje oral.

Y por último, si estamos por casa, disponibles, habrá más ocasiones para que los niños pregunten y sus preguntas nos hacen aprender a todos. Hoy mi hijo me ha preguntado que a qué edad se deja de tener miedo. Y lo que he pensado es "Ojalá siempre sientas que tengo suficiente tiempo para responder a tus preguntas".


...

Me despido dejando un acompañamiento para aquellas familias que lo necesiten. Yo no veo claro que se necesite mandar tareas escolares así que con mucho esfuerzo he retomado el canal de You Tube para contar algún cuento. Creo que no hay nadie mejor que un padre o una madre para contar un cuento a sus hijos. Pero siento que puede haber familias que, mientras dure esta situación, necesiten saber que alguien piensa en ellas y en los niños con los que llevábamos compartiendo ya seis meses. Con muchos defectos pero mucho cariño, para vosotras es.


                 

miércoles, 18 de marzo de 2020

Programación de la realización de las brochetas de frutas

Este curso me he propuesto ir recogiendo en documentos algunas propuestas que hago fuera de los libros de texto para poder compartirlas, recordarlas y mejorarlas en cursos futuros. En este caso he recogido todo el proceso que hemos desarrollado desde el día que recibimos la receta para hacer una brocheta de frutas hasta el día que salimos a la frutería a comprar los ingredientes y nos la comimos acompañados por nuestros familiares. Es una propuesta llena de maravillosas oportunidades para leer, escribir, calcular, contar...en contexto y con la que cerramos la unidad dedicada a la alimentación. Al final de la entrada tenéis el documento en pdf para descargar.

En la entrada Leemos y escribimos para hacer brochetas de frutas ya os conté cómo hicimos la actividad hace 3 años así que no me voy a detener mucho en ello.

En primer lugar, recibimos la receta en el aula. Sin nombrar la palabra "receta" preguntamos a los alumnos qué puede ser eso, qué creen que pone o para qué sirve. Anotamos sus ideas previas.


Después creamos una lista conjunta de lo que necesitamos para poder hacerla. Según el tiempo que tengamos, podemos hacer una lista más completa incluyendo platos, palos, servilletas, etc. Yo este curso tuve menos tiempo porque coincidió muy cerca de la celebración de Carnaval así que sólo escribimos la lista de las frutas necesarias.

Primero realizamos en un DINA3 la lista colectiva que veis. Salieron voluntarios a escribir los nombres de las frutas y dejamos un hueco para calcular y escribir después las cantidades. De acuerdo con el enfoque comunicativo, yo les animo a escribir "a su manera" el nombre de las frutas pero en este caso, las alumnas que escribieron, prefirieron copiarlos de la receta.

Después llegó el momento de calcular cuánta cantidad de cada fruta íbamos a necesitar y apuntarlo. En la receta no tenemos datos para saberlo y los niños suelen plantear cantidades "locas" con los números que conocen o sugieren comprar 20 piezas de cada fruta. Les expliqué que esto es mucho porque normalmente no desayunamos tanta fruta En la brocheta vamos a pinchar sólo trozos, así que necesitaremos menos.

Llamamos a mi compañera Isabel por teléfono y nos dijo que cada equipo debía comer 2 piezas de fruta de cada tipo. ¿Cuántas necesitaremos comprar entonces? Lanzar esta pregunta en el nivel de 3 años, cuando aún no han tenido mucha experiencia en la resolución de problemas, va a dejar pocos resultados lógicos así que lo que hicimos fue usar frutas de plástico. Nos las dejó Almudena mezcladas con animalitos por lo que, la primera tarea, fue separarlos.


Yo tengo el grupo dividido en 4 subgrupos (azul, verde, amarillo y rojo) así que dibujé en la alfombra cuatro cuadrados y marqué cada uno con una tarjeta de color. Tal y como nos había dicho Isabel, debíamos colocar 2 piezas de cada fruta en cada equipo. Ya esto resultó complicado para algunos niños pero fue precioso ver cómo los que estaban alrededor ayudaban a los que colocaban la fruta explicando verbalmente cómo debían hacerlo, rehaciendo los conjuntos de fruta para igualarlos y, en definitiva, poniendo en juego un lenguaje y unos procedimientos matemáticos muy ricos. Yo me limité a observar y sólo hacer preguntas o comentarios como "¿Crees que ya has colocado dos en cada equipo?" o "cuando creas que has terminado puedes parar".


Matemáticamente es interesante que cojan las frutas de un recipiente en el que haya más de las necesarias. Si dejamos sólo las 8 que vamos a necesitar, el alumno deberá repartirlas (que tampoco está nada mal como propuesta); pero si hay más, él debe decidir cuándo parar. Y el tomar esta decisión a mi me parece muy importante ya que no suele tener muchas oportunidades para hacerlo.

             
Una vez que tenemos dos piezas de cada fruta en los equipos, tenemos que contar el total que hay que comprar. Aquí hubo niños que primero sacaron todas las piezas de la misma fruta y después las contaron. Algunos, previamente, las colocaron en una fila. Otros niños las iban contando a medida que las sacaban de cada equipo de forma que una vez que habían juntado todas las mandarinas, ya las tenían contadas.


En esta fase, en general tuve que ayudar, porque aún hay alumnos con problemas de enumeración.

Después, los niños fueron escribiendo las cantidades en la lista de la compra. Algunos trazaban el 8 "a su manera" y otros necesitaban copiarlo.



-       En otra sesión, les proporcioné una lista vacía para que escribiesen la suya propia y poder llevarla a casa para repetir la receta.


¡Ahora nos tocaba salir de compras! Con idea de trabajar la escritura del nombre de manera funcional y significativa y tener organizado lo que va a hacer cada alumno el día de la salida a la frutería; realizamos también una lista entre todos de lo que debemos llevar y quién se va a encargar: bolsas, monedero, las listas, etc.

Para asignar quién llevaría cada cosa, lo que hice fue meter todos los nombres en un saquito. Después leíamos una tarea, un niño sacaba un nombre al azar para que la realizase, lo leía y el que le había tocado, escribía su nombre junto a lo que debía llevar el día de la salida. Ese mismo niño era el encargado de sacar del saco y leer el siguiente nombre.


Para que todos los niños tuviesen algún cometido el día de la salida a la frutería, también asignamos encargados de pedir cada fruta y de llevarla. Para esto último elegimos dos o tres niños para que se pudiesen repartir el peso.


¡Vamos a la frutería! Ese día repartimos lo que tiene que llevar cada uno y repasamos las normas fundamentales: andar despacio, saludar educadamente en las tiendas, tocar la fruta sólo con guantes, etc. En la frutería el encargado de pedir cada fruta "leyó" lo que necesitaba comprar y la cantidad e introdujo en la bolsa las piezas necesarias mientras todos le ayudábamos con el conteo.


Y por último...¡a comer! Al día siguiente de la salida invitamos a los familiares que pudiesen para ayudarnos a leer la receta y preparar la fruta.


Prepararon además unas actividades muy chulas sobre la pirámide alimenticia y los colores de las frutas y verduras. ¡Gracias!


La programación de esta actividad, detallando todas las situaciones de aprendizaje que han surgido durante el proceso de realización de la misma, está recogida en un documento que he creado y quiero compartir. Si vaís a hacer la actividad y os interesa, podéis descargarlo pinchando aquí o en la imagen. 

https://drive.google.com/file/d/1wBlTGNBNAo9qhwccJoGZSrLPJxAAMnbN/view?usp=sharing