En esta entrada os quiero invitar a leer un excelente artículo que se publicó hace unas semanas en el suplemento El País Semanal, en la sección de psicología: Más que premios y castigos. Os recomiendo que lo leáis, pinchando en el nombre o en este enlace: http://www.slideshare.net/emekoo/ms-que-premios-y-castigos-el-pas-semanal.
No aporta nada realmente novedoso o que no hayamos oído antes, pero sirve para recordarnos que los niños con los que trabajamos están dispuestos a hacer lo que sea por ganar nuestra aprobación. Buscan algún momento cada día para estar cerca, cuanto más mejor, de sus adultos de referencia. luchan por complacer a los padres y maestros con los que comparten su jornada.
Y a veces les regañamos por algún mal comportamiento que se podría haber evitado simplemente diciendo algo bonito al niño cuando entra por la puerta o alabando alguna de sus participaciones en las actividades del aula. Y otras veces, sin darnos cuenta, intentamos modificar malas conductas regañándoles por éstas y se nos olvida premiar sus intentos por mejorarlas o adquirir los hábitos que queremos pretendemos.
Me gusta especialmente una columna que aparece en el artículo con el nombre: CARTA DE UN HIJO A TODOS LOS PADRES. Dice lo siguiente (lo copio porque no se puede perder si el artículo desaparece de la web):
- No me des todo lo que te pido.
- No me grites. Te respeto menos y me enseñas a gritar a mí también.
- No me des siempre órdenes. Si a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
- Cumple las promesas buenas y malas.
- No me compares con nadie.
- No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa decisión.
- Déjame valerme por mí mismo. Si haces todo por mí, yo nunca aprenderé.
- Cuando haga algo malo, no me exijas que te diga el por qué. A vces ni yo mismo lo sé.
- Cuando estés equivocado, admítelo. Crecerá la buena opinión que tengo de tí y me enseñarás a admitir mis equivocaciones.
- Cuando te cuente un problema mío no me digas "no tengo tiempo para bobadas", o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.
- Y quiéreme. Y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas que es necesario decírmelo.
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