domingo, 13 de noviembre de 2022

Matemáticas en 3 y 4 años: Pistas coloreadas

En mi cole hemos cambiado el método globalizado por unos cuadernillos para trabajar un proyecto por trimestre. Pero, me da la impresión de que a veces hay un poco de confusión entre los coles que "trabajamos por proyectos" y en ocasiones veo que se profundiza mucho en el aprendizaje del tema del proyecto (datos sobre el universo, prehistoria, etc.) como si el proyecto fuese un fin en sí mismo, en lugar de abordarlo como un vehículo para ir recorriendo los contenidos de currriculo. En mi opinión, debe ser diferente lo que el alumnado cree que trabajamos, a lo que de verdad trabajamos los docentes. Para ellos, estaremos enseñándoles mucho sobre Egipto, pero para nosotros, ese tema interesante será sólo el hilo conductor de nuestro mapa mental de capacidades a conseguir en el alumnado.

Las pistas coloreadas es un juego muy divertido y fácilmente contextualizable a cualquier interés infantil. Consiste en completar un camino para llevar un personaje de un sitio a otro. Por ejemplo, en la imagen que véis , el coche de carreras debe llegar a la meta (podéis descargar esta pista pinchando aquí o en la imagen).

                             

En las siguientes fotos, veréis como las maestras de 4 años de mi colegio han adaptado el material al proyecto "Los dinosaurios" por lo que habrá que llevar a un dinosaurio con su familia. (Gracias, Almudena, por dejarme compartir las fotos de tus alumnos/as)

Los niños tiran el dado, anotan en el rectángulo inferior lo que les ha salido en la tirada y colorean en la pista tantas casillas como puntos hayan obtenido en el dado.  

                                        

En su siguiente tirada procederán igual pero les indicaremos que coloreen las casillas de esa tirada con otro color. Y así continua el juego hasta que terminan la pista y llegan a "la meta". En la última tirada podemos dejar que acaben con cualquier número o que deban sacar el número exacto en la última tirada para completar solo las casillas que les queden.   

                                              

Con este juego pretendemos que los niños refuercen la idea de cardinalidad de los números y los escriban. Pero, además, es muy interesante que durante la partida aparezcan tres representaciones del número y constantemente el niño/a está pasando de una a otra: la configuración del número en forma de puntos del dado, el número de casillas coloreadas y el número escrito con cifras. 

                                    

Al ser un juego, además de aparecer necesarias dichas capacidades para poder ganar; la motivación para ponerlas en práctica es altísima.

Cada alumno juega individualmente con su pista, pero el aprendizaje es mayor si varios niños juegan a la vez en un pequeño grupo ya que, además de aprender a respetar los turnos, observan la partida del resto, ven qué número les sale en el dado y todos pueden responder a preguntas como ¿Quién va ganando?, ¿Qué le tiene que salir a X para que gane?, ¿Cuántas tiradas te/le han hecho falta para ganar?,...

Se puede jugar en los niveles de 3 y 4 años. En 3 años esperaremos al tercer trimestre y jugaremos con un dado con cantidades hasta el 3 y una pista de 10 casillas. 

En 4 años jugaremos con un dado normal y aunque empezamos usando una pista de 10 casillas, a medida que avance el curso pasaremos a una pista de 15 casillas. En este nivel aparece gran diferencia entre los niños/as que han jugado en casa con dados y los que aún tienen que contar los puntitos con el dedo en cada tirada. No supone un problema hacerlo porque a final de curso todos serán capaces de saber qué número les ha tocado sin contar los puntos.

En cuanto a la corrección de la escritura de los números, cada cual puede hacerla según los criteros que habitualmente siga en el aula. En mi opinión, en este tipo de juegos, prima la legibilidad. Si somos capaces de saber qué número ha escrito a pesar de no ser una escritura correcta, para mi está bien, ya que estamos jugando. Si piden ayuda, por supuesto que se la ofrezco y en mi caso, siempre tienen delante una recta numérica para poder fijarse.

                           

Posteriormente, en otro tipo de actividades, practicaremos las grafías de los números pero siempre justificado por la necesidad de que sean comprensibles para alcanzar objetivos de la vida real o de los juegos.

domingo, 2 de octubre de 2022

Rutinas de asamblea con La pequeña oruga glotona

Este curso seré la maestra de apoyo de Infantil en mi cole así que será todo un poco diferente. Los que me conocéis sabéis que intento darlo todo con mis tutorías y este año, por mis circunstancias familiares, no me era posible dedicar todo el tiempo y la energía que un grupo "propio" merece. Pero tengo muchas ganas de aprender de mis compañeras y espero poder tener más tiempo para hablar de educación y conocer distintas posturas desde dentro de otras aulas. Además, seré la coordinadora del ciclo lo cual, aunque me está dando más trabajo del que pensaba, espero que también sea una fuente de aprendizaje y una oportunidad para compartir posturas educativas.

Así que mientras veo qué parte de todo esto puedo volcar en el blog, voy a compartir el material que hice para realizar las rutinas de la asamblea en mi último grupo de 3 años.

Llevaba tiempo queriendo dar un poco más de sentido a las típicas rutinas de pasar lista, decir qué día de la semana es, los niños y niñas que estamos o faltamos, etc.; y quería contextualizarlo en algo conocido para los alumnos. Como La pequeña oruga glotona lo cuento mucho en 3 años y tiene una clara alusión en su historia a los días de la semana y al conteo hasta 5 elementos, me pareció perfecto para ligar todo el material dedicado a estas rutinas.

El material consta de dos partes que quedan integradas en el mismo panel. En primer lugar, tenemos el registro de la asistencia. Cada niño/a es una oruga que permanece en una hoja con un cartel con su nombre en mayúsculas. 

 Todas ellas se distribuyen en las ramas de un árbol. Para repasar si están o no en la clase, hay que "leerlas" de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, lo cual ya es un aprendizaje básico en sí mismo por ser el sentido de lectura en muchos idiomas.


Si algún alumno/a no ha venido, colocamos su hoja en el capullo. 

Pero a mí me gusta que los niños/as "hagan algo" cuando llegan al aula para marcar que ya están. Al no estar plastificado el árbol ni pegado muy firmemente a la pared, las hojas no podíamos quitarlas cada día y que las fuesen poniendo al llegar al aula. Así que mantuvimos el reparto de piedras que ya había hecho otras veces. Al comenzar la asamblea cada alumno/a cogía la piedra con su nombre y veíamos las que habían quedado en la caja. A medida que fue avanzando el curso, había días que las repartía el encargado/a. El sistema de las piedras con el nombre tiene mucho éxito ya que los niños/as suelen sentir especial atracción hacia los elementos naturales y que una piedra sea suya en un entorno como es el aula, les llama mucho la atención.

En enero cambiamos el sistema. Las hojas con su oruga y su nombre pasaron a otro espacio donde estaban pegadas con velcro. Las podían coger cuando quisieran como ayuda para escribir su nombre o el de sus amigos/as. 

En la zona de la asamblea hice otras nuevas vacías, pero con dos velcros. En uno de ellos estaba la foto y al llegar al aula por la mañana, cogían de un montón el cartel con su nombre y lo pegaban en el otro velcro. Al comenzar con este nuevo sistema, el encargado/a empezaba saludando a los compañeros con el apoyo de la foto y del nombre. Posteriormente eliminamos la foto de tal forma que, al llegar, los niños/as podían poner su nombre en cualquier hoja y el encargado/a tendría que reconocer los nombres de sus compañeros para poder "pasar lista".

Los velcros que se ven en esta última foto en la parte izquierda del tronco y en la parte inferior del capullo son para poner el total de hojas que hay en cada lugar.

En segundo lugar, usamos el cuerpo de la oruga para trabajar los días de la semana y el conteo y numeración hasta el 5. Como veis en la foto, el cuerpo de la oruga tiene una bolita por día de la semana que son círculos que se levantan. En la parte delantera de cada segmento del cuerpo, hay un cartel con el día de la semana en mayúsculas. El alumno/a encargado/a busca en una lista aparte, con tarjetas de los días de la semana (rodeada de amarillo en la foto), el que es igual al de la parte delantera del círculo. A mí me gusta empezar con este tipo de comparaciones el trabajo lectoescritor ya que me parece básico identificar los rasgos diferenciadores de las palabras que nos ayudan a elaborar hipótesis sobre qué puede poner sin saber aún leer. Así que comenzamos ayudándoles a determinar, dentro de los siete días de la semana, si son igual de largos/cortos, si empiezan por una letra igual o diferente, si tienen letras en común cuyos rasgos las hacen fácilmente identificables (la "o" , por ejemplo), etc.

Una vez que han encontrado la tarjeta con el día de la semana que es igual, y que corresponde al día en el que estamos, abrimos el segmento corporal y lo pegamos dentro. El cuerpo se irá quedando abierto y así sabemos los días de la semana que han pasado. Al abrir el círculo encontramos las frutas que se ha comido ese día la oruga. Decimos cuáles son y las contamos. Después buscamos el numeral correspondiente en una lista de números del 1 al 7 (rodeada de rojo en la foto) y lo pegamos dentro del círculo. Como el cuerpo va a ir quedando abierto, iremos formando la recta numérica del 1 al 5.

En este enlace (pincha aquí) podéis descargar las frutas, las orugas y los carteles con los números.

El sábado y domingo también se pueden abrir y tienen por dentro algunos de los alimentos que la oruga come el sábado y la hoja verde que se come el domingo. Como esos días no vamos al cole, no trabajamos sobre ellos pero los abrimos los viernes, sobre todo al principio de curso, para completar la historia y explicar que esos dos días no vamos a venir al cole.

Cuando lo diseñé y elaboré no lo hice con idea de mantenerlo todo el curso, ya que cuando tuviesen muy mecanizado el conteo hasta 5 en orden e identificasen el día de la semana igual al presentado, no tendría dificultad añadida y por tanto perdería interés. Y tampoco pensaba estar todo el curso contando el cuento frecuentemente. Pero como en marzo comenzó la pandemia del COVID, no me dio tiempo a diseñar lo que vendría después. Cuando vuelva a tener alumnos de 3 años, veremos con qué podemos continuarlo.

Terminar dedicando esta entrada a Verónica, que no tenía por qué hacerlo, pero me cedió el apoyo para que sobreviviese a trabajar y vivir con tres hijos pequeños. Y además está empezando su asamblea de La pequeña oruga glotona así que esta entrada es otra forma de darte las gracias!

lunes, 19 de septiembre de 2022

¿Quién necesita que los colegios estén abiertos 12 horas?

Mientras estoy empezando a asumir que tengo que dejar a Miguel en la Escuela Infantil de 8;30 a 15:30 porque no he tenido más remedio que volver a trabajar. Mientras estoy contenta porque en mi cole se aprobó la jornada continua y no necesito para ninguno de mis tres hijos ni ampliaciones horarias ni extraescolares por la tarde. Mientras me muero de ganas por recogerles después de mi jornada laboral, frenar 6 o 7 horas de carreras y poder jugar o "sólo" verles jugar. Mientras Miguel llora porque el tiempo separado de mi se le hace eterno. Mientras Inés y Pablo salen agotados y a las 20h ya no quieren saber nada de normas. Mientras pasa todo esto, nos dieron la noticia de que los colegios van a abrir de 7 de la mañana a 7 de la tarde durante 11 meses al año. Y justo hoy cuando veo esto en Twitter, no puedo sentirme más de acuerdo.

Curiosamente al incorporarme al trabajo después de la excedencia que cogí para cuidar y disfrutar de Inés, retomé en blog con la entrada "Conciliación". No tengo que añadir casi nada a lo que escribí hace ya 3 años pero tampoco he notado mejoras ni cambios. Al contrario, de nuevo una noticia que me indigna profundamente. Así que vuelvo a abrir así mi vuelta a este espacio.

Desde hace unos años paso muchas horas en el parque, sobre todo en parques cercanos a colegios donde las conversaciones de los grupos de adultos suelen tratar sobre los centros escolares, deberes, docentes, vacaciones, etc. Y sigue pasando que cuando hay una brecha entre el horario laboral y el escolar, la queja es dirigida mayoritariamente a los colegios (ya sabéis que además, asociado a la suerte de los maestros). Así es IMPOSIBLE que las empresas se esfuercen en que sus trabajadores puedan realmente conciliar ya que la sociedad no las hace responsables en absoluto del poco tiempo que los niños pasan con sus familias. Se responsabiliza socialmente al colegio, que da al alumnado dos meses de vacaciones, semana blanca, festivos varios y un horario de sólo siete horas lectivas, del cual, para colmo, algunos centros reducen una hora en junio y septiembre. Esta atribución absurda de "culpables" es conocida por los políticos y, por tanto, no hay medidas más populares que aumentar las horas y días que el alumnado pasa dentro de un aula (y si dejan entrever que pueden reducir nuestras vacaciones, aún más votos)

Pero, ¿quién necesita colegios abiertos doce horas durante once meses? Realmente da lo mismo que sea en el propio centro o que a la salida, se completen las horas hasta las 6 o las 7 de la tarde en extraescolares externas, aunque sean las mejores porque tengamos la suerte de poder pagarlo. Lo que los niños necesitan es ser recogidos por su padre o su madre, parque, merienda, juego libre, amigos y si hay deberes/estudiar u otras actividades, que sean desde el acompañamiento y calor familiar. Y por supuesto, necesitan tener unos horarios razonables de sueño y descanso. Recogerles del cole sólo para estudiar, cenar y acostar, todo con prisa, no es buena idea. Pero como sucede con todo en educación, los efectos sólo se ven a medio y largo plazo. Y para entonces se han "colado" tantos factores, que es difícil establecer una relación directa.

Los expertos en disciplinas relacionadas con la educación si sabemos las razones por las que esta medida es una atrocidad. Y por ello se establecieron los días lectivos que debe tener el curso y los horarios escolares. Las familias no tienen por qué tener esa información. Así que si un político le resuelve el problema que supone salir de trabajar a las 19h y no tener con quien dejar a los niños, perfecto. Pero les estamos engañando. 

Si la queja se elevase a las empresas, se podrían encontrar otras medidas. Elevar la queja no es sólo ir cada uno a hablar con su jefe, sino empezar porque en la sociedad cale la idea de querer y deber estar en casa con los niños cuando salen del cole o cuando tienen vacaciones. Y que en el parque no se oiga continuamente la faena que es que los niños salgan a las tres de la tarde o que tengan dos meses de merecido descanso; sino la faena que es que en tu trabajo no puedas tener una jornada continuada más flexible que te permita ajustar más los horarios a los de tu hijo/a o que no te den más vacaciones. Esto supone dar a la crianza y al cuidado familiar el valor que tiene y considerar valioso e importante el tiempo que necesitamos para ello. Sólo así podemos pedir responsabilidades a quien de verdad nos lo quita.

Para terminar, os recomiendo un artículo de opinión que publicó El Pais hace unos días sobre este tema: ¿Colegios abiertos de sol a sol? No necesitamos más tiempo para trabajar, sino para vivir.